Puuc

El Puuc es una región de la península de Yucatán donde se sitúa un conjunto de yacimientos arqueológicos que comparten un estilo arquitectónico al que también se denomina puuc. Este estilo se difundió en el Período Clásico (ss. II-IX d. C.) en lo que actualmente corresponde al suroeste de Yucatán y el noreste de Campeche. El estilo puuc es uno de los cinco estilos de la arquitectura maya.[1]
La palabra puuc quiere decir en maya "colina" o "conjunto de colinas". La zona así designada se extiende desde Maxcanú hasta el sur de Peto llegando, hacia el sudoeste hasta Campeche. Como bien describe su nombre, es una zona de pequeñas colinas, sin ríos y con pocos cenotes, con una buena proporción de tierra fértil. Estos límites no corresponden con los límites del estilo Puuc ya que hay muestras de este estilo en otros lugares de la península del Yucatán.[1]
Las ciudades mayas más relevantes que se encuadran en esta región son Uxmal, Kabáh, Nohpat, Sayil y Labná. Entre ellas hay calzadas que las unen llamadas sacbeob.[2]
La transición de la arquitectura anterior al período clásico a la del estilo Puuc está bien reflejada en Oxkintok. Al sur de la zona Puuc se encuentra este estilo en Edzná y al este el Chichén Itzá ya fuera de la llamada "zona Puuc".




 
Origen y características

El asentamiento de los mayas en la región del Puuc se realizó hacia el final del período clásico, a partir del año 600 (el período clásico se extendió entre los años 325 y 925) donde levantaron las ciudades utilizando el estilo arquitectónico que hoy se conoce como Puuc. Este estilo reúne elementos de otras épocas que se mezclan con rasgos originales y procedentes del propio medio ambiente del lugar. Los restos que se hallan en la actualidad sobresalen por su belleza y magnificencia.
Aparte de las ciudades más relevantes señaladas anteriormente hay otras, como Chacmultún, Sabacché, Chacbolai, Xlapak y Kiuik. Todas estas urbes estaban unidas por los sacbés que facilitaban las comunicaciones y sumaban a su función comercial la religiosa al ser las vías por donde se celebraban diferentes marchas rituales o procesiones.
La expresión del arte Puuc no solo abarca a las construcciones arquitectónicas, sino que también se encuentra en pintura y cerámica.
Las características de la arquitectura Puuc son los muros lisos verticales en la parte inferior con frisos que decoran la parte superior rematados por cornisas planas y grecas. El uso de las columnas para separar los espacios y las puertas de acceso así como las escalinatas, las bóvedas ovaladas y en triángulo trunco.
Los edificios están decorados con mascarones, muchos de ellos en representación del dios de la lluvia Chaac, con su gran y característica nariz que evoca los rayos; columnillas, que evocan las cañas de las paredes de la chozas; grecas de serpientes onduladas... así como los paneles con jeroglíficos y altas cresterías.
Entre las regiones de Campeche y Yucatán se aprecian algunas diferencias; en Campeche hay más uso de muros verticales rematados con frisos, columnas en entradas y arcos en escalera, se recubren las obras con piedras bien cortadas y se decoran con mosaicos de piedra y jeroglíficos. En Yucatán los muros verticales están rematados con frisos mucho más ornamentados y la ornamentación se vuelve más abstracta.
Todas las construcciones son de dimensiones regulares, lo mismo que las esculturas que se unen, junto a la pintura, con mucha naturalidad con la arquitectura. Los conjuntos son de gran espiritualidad representando el sentido religioso que dominaba en esa sociedad.

La arquitectura se basa en el tipo de choza típica maya para realizar sus construcciones y motivos. En la escultura es la figura humana en línea realista la que ocupa una posición relevante. Casi siempre la finalidad es religiosa. Otra característica es la integración en el paisaje, en el medio ambiente, de las edificaciones, donde se aprecia una enorme armonía.


 


 
También se aprecia en algunas ciudades influencias de origen nahua y el seguimiento del culto a Quetzalcóatl que se integraron con las bases originales de la tradición Puuc. A esto se le ha dado en llamar Puuc modificado.[1] Como rasgo característico de este estilo son los mascarones que representan a Quetzalcoatl, para los mayas Kukulkán, así como la sustitución de los «templos choza» por serpientes y las serpientes añadidas en las esquinas. También son representantes de este tiempo las figuras de animales y plantas en los frisos. La dependencia de la lluvia que los habitantes de la zona Puuc tenían, al carecer de otras fuentes de agua, es la explicación para la existencia del enorme número de mascarones dedicados al dios de la lluvia, Chaac.
Más allá de los impresionantes elementos decorativos de este estilo arquitectónico, el uso de una base de hormigón es considerada un avance sobre las técnicas que se vinieron utilizando hasta entonces, la utilización de grandes piedras que realizaban la labor de cimentación. La utilización de la albañilería con recubrición de chapas de piedra permitió la construcción de estancias más amplias y duraderas que se mantienen en pie aún cuando buena parte de la construcción se ha demorando. Hay que destacar que las cresterías y los edificios estaban pintados de brillantes colores.

La exploración y el estudio de la zona

Los primeros datos documentados sobre la zona datan de 1588 de la documentación que desarrollo fray Antonio de Ciudad Real en la visita que realizó con fray Diego de Landa a Uxmal en 1573. Fray Antonio decía en sus escritos que los habitantes de la zona no sabían el origen de las construcciones y que según sus pesquisas estas se habían realizado unos 900 años antes.
En 1658 otro monje, fray Diego López de Cogolludo, visitó la zona e imaginó los usos que podían tener los edificios que veía. Fue él quien les dio el nombre que aún hoy en día conservan.
En el siglo XIX, en 1834, visitó Uxmal el austriaco Jean-Frédéric Waldeck que hizo una serie de dibujos y atribuyó influencias orientales a los restos arqueológicos que visitó. Con la información recogida realizó el libro Viaje pintoresco y arqueológico en la provincia de Yucatán que se publicó en 1838 y fue la primera difusión del arte y cultura mayas. Tres años más tarde, en 1841 John Lloyd Stephens, Frederick Catherwood y Samuel Cabot visitaron la zona. Stephens se dedicaba a tomar apuntes sobre los edificios y la cultura, Cartherwood a realizar ilustraciones y Cabot a estudiar la fauna. Stephens y Catherwood venían recorriendo América Central en busca de hallazgos arqueológicos desde 1839. Catherwood tenía una cámara fotográfica, un daguerrotipo, para documentar los hallazgos pero que no fue usada más que para sacar fotografías a los lugareños.
Estos tres investigadores realizaron varias visitas a Uxmal. En una de ellas, a raíz de que a Stephens un lugareño le contara la leyenda de un dios enano que construyó alguna de la edificaciones denominaron a la pirámide principal de Uxmal pirámide del enano, hoy también se la llama del adivino. En su tercer viaje encontraron el Trono del jaguar que llevaron a Estados Unidos y que fue un acicate en sus investigaciones. También descubrieron Kabáh y fueron ellos quienes le pusieron el nombre de "casa 1", "casa 2" etc. a sus edificios y al que llamaron "casa 3", por sugerencia de los guías le pusieron "Casa de la justicia". Quedaron maravillados con el arco que señala el comienzo de la calzada. Siguieron investigando más allá de esta ciudad y encontraron más ruinas hallando un bajorrelieve en madera sobresaliente. Las exploraciones siguieron por Sayil, de la cual ya había dado noticia Diego López de Cogolludo en el siglo XVII. Estudiaron el cenote del rancho de Chac y llegaron a las construcciones de Sabacché, Xlapak-Uzalbay y Labná.
En 1843 publicaron Incidentes de Viajes a Yucatán y al año siguiente Vistas de Antiguos Monumentos de América Central que contenía 25 litografías de en color procedentes de aguafuertes realizados de varias ruinas.
En 1865 la esposa del emperador mexicano Maximiliano de Habsburgo visitó Uxmal.
Teoberto Maler, quien vendría a ser uno de lo más importantes exploradores de ésta área, llegó al puerto de Veracruz el 1ero. de enero de 1865 como parte del equipo de expedicionarios del emperador Maximiliano de Habsburgo. Al terminar su carrera militar con la caída del Segundo Imperio, se dedicó al estudio de las ruinas mayas de todo el Yucatán y en especial de la zona Puuc.
A finales del siglo XIX eran varios los investigadores que trabajaban en la zona Puuc. En 1882 Désiré Charnay intentó conocer la antigüedad de los monumentos para basar su hipótesis de que eran de fecha reciente, muy próxima a la llegada de los españoles a América. No obtuvo los resultados esperados.
En 1917 visitó Uxmal Eduard Georg Seler y años después, en 1921 se publicó una relación de las primeras citas de Uxmal y entre 1929 y 1930, Franz Bloom realizó el primer plano de Uxmal. Durante la primera parte del siglo XX los arqueólogos mexicanos Martínez Cartón, Enrique Palacios, Eduardo Noguera y Juan Martínez Hernández realizaron diferentes estudios en varias ciudades de la zona Puuc. Luego, en 1925, José Reygadas Vértiz, que era responsable del Museo Nacional de Arqueología realizó un estudio de Sayil muy completo.
En 1950 se comenzó la restauración de Uxmal para la cual hubo que limpiar la zona y realizar un profundo estudio. Se encargó de estas labores el grupo formado por Rafael Orellana, Amalia Cardós, Cesar Sánchez y Alberto Ruz. De estos estudios se llegó a la conclusión que el abandono de la ciudad de Uxmal se había producido en el siglo XIII y no en el XV, como se creía. Hasta ese momento se pensaba que Uxmal había sido abandonada después e la destrucción de Mayapán cuando en realidad se había abandonado al final del periodo tolteca.

Las ciudades Puuc

Aunque hay algunas ciudades relevantes, como Chichén Itzá o Edzná, que tienen elementos constitutivos del estilo arquitectónico Puuc hay una serie de ciudades, entre las que destaca Uxmal, que están relativamente cercanas y configuran un circuito conocido como Ruta Puuc el cual se complementa con lugares como las Grutas de Loltún que, siendo uno de los escasos suministros de agua, contienen pinturas y otros restos arqueológicos, o las de Xtacumbilxunán. Entre estas ciudades las más relevantes son las siguientes:

 
 
 
 

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